Fin de semana de locura (& rock)

Pero, como si esto fuera poco, anoche fui al Festival de Viña, donde abrieron la jornada de clausura. Desde mi ubicación en el Nacional no pude disfrutar mucho de su show, por lo que no dejé pasar la oportunidad de verlos en un escenario que tiene como una de sus cualidades, la cercanía que logran los artistas con el público. Buena apuesta hice. Con una presentación más extensa que la hecha pre U2, en unos pocos minutos se ganaron todos los premios que se dan en este festival. A pesar de tocar todos sus hits (Do you want to, Take me out, Dark side of the matineé) en la primera media hora (sin dosificarlos para los bis) mantuvieron al público absolutamente cautivo (aunque muchos no tuvieran idea de que grupo se trataba). Al final, y como siempre lo hacen en sus presentaciones, tocaron This Fire, una de mis canciones favoritas y que en Chile nunca ha sonado en las radios. Lamentable es que el cuerpo me pase la cuenta con tanto trasnoche, pero oportunidades como esta son escasas para un país como el nuestro.
Para terminar, no puedo dejar de mencionar que el show de Bono y compañía el domingo en la noche es algo que me resulta muy difícil de describir. El liderazgo de su vocalista, el carisma de cada uno de los miembros de esta banda irlandesa, la puesta en escena (con la tecnología de punta para estos efectos) y el contexto histórico de nuestro país, hicieron que el recital de U2 pasara a la historia, más que el Pop Mart del año ´98. Para Bono (con todo su discurso político) debe haber sido un momento muy especial cantar en el Estadio Nacional, lugar que marcó una de las épocas más tristes para nuestro país, frente a un presidente socialista, que próximamente entregará el mando a una mujer, que fue torturada, y cuyo padre (general de la fuerza aérea) fue muerto por pensar diferente. Creo que resumió todos sus sentimientos al despedirse con la frase..."Gracias, Santiago del nuevo Chile". Para reflexionar creo yo.