viernes, febrero 24, 2006

Lecturas veraniegas

Después de terminados mis días de vacaciones (los que siempre serán pocos), les puedo comentar dos libros que ocuparon el tiempo que no destinaba a descansar (o derechamente a comer). El primero de ellos es La Historiadora, de Elizabeth Kostova. Si disfrutaron El Código da Vinci, les gustará esta novela. Claro que ahora cambian a Jesucristo y su descendencia, por la presencia y realidad de Drácula (o Vlad Tepes, que es el personaje histórico del cual se inspiró Bram Stoker's para escribir su novela, bautizándolo como Drácula) a lo largo de la historia. Este libro abunda en datos históricos, en su mayoría referidos a la Europa del Este durante la Edad Media. Y la trama transcurre paralelamente en dos tiempos, la actualidad y los hechos ocurridos con anterioridad y que marcan a los protagonistas (si fuera una película, ocuparían flash back). Lamentablemente, este libro sólo alcanza a ratos un buen ritmo en la aventura, ya que tiende a caer en un excesivo rigor histórico, llenando sus páginas de transcripciones de documentos o descripciones de hechos que, si bien le dan una base creíble a trama, la lentifican en demasía. Sin embargo es bastante buena cuando uno quiere leer algo más "relajado".

Otra cosa fue La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq. Esta obra de ficción está plagada de reflexiones descarnadas sobre la sociedad actual, muchas de ellas llenas de sentido común, aunque no necesariamente uno concuerde con todo. A través del protagonista Daniel, un humorista francés (onda Coco Legrand) el autor ejercita la crítica sin piedad alguna; un ejemplo demoledor de ese sano ejercicio son los comentarios, en la primera parte, sobre las revistas del corazón, que consiguen crear una "humanidad artificial para consumo de imbéciles que jamás serán sensibles ni a la seriedad ni al humor". A través de sus "descendientes" Daniel 24 y 25 va tratando el problema de la clonación humana y el afán de inmortalidad, canalizado a través del mundo de las sectas, y de la religión en general. A Houellebecq lo tratan como al niño terrible de la literatura francesa, sólo por ser capaz de decir lo que no es en ningún caso lo políticamente correcto, todo lo contrario. Acusado de misógino, sexópata y de racista, ha construido sus novelas desde la pura realidad, desde lo que vemos todos los días en las noticias. Y con La posibilidad de una isla alcanza un nivel excepcional dentro de su obra. Imperdible.



1 Comments:

Blogger Natho47 said...

Gracias por las recomendaciones

7:13 a.m.  

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