Sagrada provocación

Aún no entiendo como Sebastián Campos puede decir que con su película no buscó provocar. La Sagrada Familia se estrenó el jueves santo, con una campaña de marketing bastante sugerente, y además transcurre durante el fin de semana santo. Y eso que no me refiero a la historia misma. Se imaginan algo más provocador para un católico que un jóven sacando marihuana desde un frasco con el rostro de Juan Pablo II diciendo "no tengáis miedo de fumarlo a él". Atención con que no quiero parecer un conservador mojigato con esto. La película es una de las mejores que he visto últimamente. Sin guión estructurado, basándose únicamente en las improvisaciones de los actores y en sus excelentes actuaciones (sobretodo Sergio Hernández que está realmente notable) logra cautivar la atención sin caer en el gran defecto del cine chileno, mantener la historia con cualquier argumento sin importar el resultado (o acaso los diálogos e imágenes eternas y a veces sin sentido no son comunes en nuestro cine). No es una película ambiciosa, y eso se agradece. Con un manejo de cámara sencillo y una fotografía correcta, más una banda sonora bien elgida, minimalista, se centra en el debate moral generado por la presencia del personaje de Patricia Lopez, pero un debate bastante "ligth" al fin y al cabo.